mi estimado Vincent, pensándolo bien, coincido con muchos, ya no regales tus orejas.
no te lo comprenderán jamás.
pd: mantente enorme en lo tuyo y por favor salúdame a Ernest, a Kurt, y a todos los valientes que murieron por su propia mano.
*en honor a Charles Bukowski, gracias por tu indecencia.
La 1985
La buena literatura no surge en las pompas de jabón que bañan rizos color de sol, no crece en la campiña inglesa, no se alimenta de un gran filete, no está en los salmos, no se emborracha en castillos, no usa un reluciente frac, no brilla con oro, no duerme en palacios, no le gusta el cognac, detestaría un buen funeral.
La buena literatura huele a tierra, se divierte con golpizas y escupitajos, duerme en cuartos de azotea, se baña poco o no se baña, apuesta a los caballos, medio come, vive sola, paga con monedas, se suicida en su punto más alto. La literatura baila con ficheras viejas, alburea, exprime la belleza de los parroquianos de la pulquería "la 1985" con ojos opacos y desesperanzados que para olvidar piden un pulque. Otro pulque. Otro pulque. Otro.
miércoles, 29 de abril de 2009
miércoles, 15 de abril de 2009
11:11 am y sin dormir
Ayer.
los dementes brincotearon en su granaja,
burócratas prometieron cine para todos,
el piso medio paranoiqueó al sistema,
los muchachos de abajo lloraron y durmieron.
Hoy.
el sanatorio se derrumba de nuevo,
la mordida de estómago no se orea
y apesta por la boca henchida
de placebos declarados muertos.
Mañana.
acostado en la cama veo susurros sueltos
ofreciéndose por teléfono a un coyote,
mientras mariposas amarran mis brazos
y mi mente reza en otra casa.
los camposantos están repletos de ilusos.
los dementes brincotearon en su granaja,
burócratas prometieron cine para todos,
el piso medio paranoiqueó al sistema,
los muchachos de abajo lloraron y durmieron.
Hoy.
el sanatorio se derrumba de nuevo,
la mordida de estómago no se orea
y apesta por la boca henchida
de placebos declarados muertos.
Mañana.
acostado en la cama veo susurros sueltos
ofreciéndose por teléfono a un coyote,
mientras mariposas amarran mis brazos
y mi mente reza en otra casa.
los camposantos están repletos de ilusos.
miércoles, 1 de abril de 2009
Mi primavera
Entra cuando se acuerda y se sale después de una maniobra larga de convencimiento o un sueño extinguidor que anestesia órganos esenciales.
Entra en la vulnerabilidad de la soledad
Con el bullicio de las farras ausentadoras
Por el pezón de una extraña desnuda
Sobre la espalda de horas cansadas
Llega con la reproducción de las mañanas lechosas insolubles, con olor a fatiga inexplicable y se venda al calor del sol de medio día.
Se acerca con cenas vacías
Se irrita con las fotos
Se pelea con los espontáneos
Vomita las sábanas y se aferra ahí
Entonces el televisor se torna compañía ideal del que quiere una plática diferente, un locutor que no pide atención, un viejo lobo que reconoce las sombras de la penumbra.
Entonces las telas raspan los nudillos
El equilibrio no se pone a pie
El estómago recorre la comida al ombligo
y siente un cañón presionando la boca del estómago
si se apodera de la inspiración y la enmudece, el eco de su majestad avienta el penúltimo aliento antes de inmolarse buscando la redención.
antes la mente vacía se llena de un líquido opaco
la nariz pide aquel aroma a chocolate
el pelo pierde pulcritud
los autos nutren un paisaje flamenco
un día habré de despertar en un cuerpo nuevo, con el desayuno caliente, con ropa limpia. Algún día voltearé hacia una boca que me diga, “tranquilo, acá estoy, nada va a pasarte a mi lado”.
Ahí tal vez confunda sueños y realidades, pero al menos tendré la certeza de que un instante, dentro o fuera de mi, sentí babosas cosquilleando mi esternón y olvidé de repente que bailar es tensarse por no saber hacerlo, en cambio, es reír un rato amable, es sentir sangre caliente corriendo dentro, es agradecer a deidades dicharacheras.
Entra en la vulnerabilidad de la soledad
Con el bullicio de las farras ausentadoras
Por el pezón de una extraña desnuda
Sobre la espalda de horas cansadas
Llega con la reproducción de las mañanas lechosas insolubles, con olor a fatiga inexplicable y se venda al calor del sol de medio día.
Se acerca con cenas vacías
Se irrita con las fotos
Se pelea con los espontáneos
Vomita las sábanas y se aferra ahí
Entonces el televisor se torna compañía ideal del que quiere una plática diferente, un locutor que no pide atención, un viejo lobo que reconoce las sombras de la penumbra.
Entonces las telas raspan los nudillos
El equilibrio no se pone a pie
El estómago recorre la comida al ombligo
y siente un cañón presionando la boca del estómago
si se apodera de la inspiración y la enmudece, el eco de su majestad avienta el penúltimo aliento antes de inmolarse buscando la redención.
antes la mente vacía se llena de un líquido opaco
la nariz pide aquel aroma a chocolate
el pelo pierde pulcritud
los autos nutren un paisaje flamenco
un día habré de despertar en un cuerpo nuevo, con el desayuno caliente, con ropa limpia. Algún día voltearé hacia una boca que me diga, “tranquilo, acá estoy, nada va a pasarte a mi lado”.
Ahí tal vez confunda sueños y realidades, pero al menos tendré la certeza de que un instante, dentro o fuera de mi, sentí babosas cosquilleando mi esternón y olvidé de repente que bailar es tensarse por no saber hacerlo, en cambio, es reír un rato amable, es sentir sangre caliente corriendo dentro, es agradecer a deidades dicharacheras.
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