La 1985

La buena literatura no surge en las pompas de jabón que bañan rizos color de sol, no crece en la campiña inglesa, no se alimenta de un gran filete, no está en los salmos, no se emborracha en castillos, no usa un reluciente frac, no brilla con oro, no duerme en palacios, no le gusta el cognac, detestaría un buen funeral.

La buena literatura huele a tierra, se divierte con golpizas y escupitajos, duerme en cuartos de azotea, se baña poco o no se baña, apuesta a los caballos, medio come, vive sola, paga con monedas, se suicida en su punto más alto. La literatura baila con ficheras viejas, alburea, exprime la belleza de los parroquianos de la pulquería "la 1985" con ojos opacos y desesperanzados que para olvidar piden un pulque. Otro pulque. Otro pulque. Otro. 

lunes, 4 de mayo de 2009

Primer Oda a Los Auto-proclamados

Los Auto-proclamados existen 
Los auto-proclamados han dejado de ser ficción, o más bien, la ficción los volvió realidad
Ahí los ves, deambulando por las calles de la capital azteca, escondidos tras sus ropas coloridas fluorescentes, ataviados en sus zapatos deportivos retro ochentenos, te espían a través de sus gafas de aumento, con su aliento venenoso que oscurece la sangre de quienes tienen la mala suerte de toparse en el camino de estos entes.

Los auto-proclamados son comodines, siempre consiguen salir bien logrados de casi todo, aunque al final, ellos y solo ellos mismos son los únicos que saben la verdad; solo ellos conocen la mala calidad de vida de su existencia, solo ellos saben que son viejos y que no hacen nada, solo ellos saben que el arte en el que ellos se saben "eruditos" es un arte que diviniza sus propios ombligos al no poder sacar algún talento real dentro ellos mismos.

Y solo ellos saben que, como nada los hace especiales, tienen que auto-proclamarse neuróticos, antisociales, prolíficos, rebeldes, excéntricos, DIFERENTES. 

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